domingo, 13 de noviembre de 2011

Mi mas grande motivo

“Querer es poder”, dicta una frase que mi mente prefiere obviar. Vives atada a mis recuerdos. Eres mi fiel pensamiento y tras siete inagotables años he aprendido a vivir con eso porque sé que aun me observas cuando duermo; que me abrazas cuando te pienso; que me iluminas cuando al caminar tropiezo. Sé que aun secas mis lágrimas cuando lloro; que eres la estrella más brillante en el cielo cuando sonrío; que me regañas en silencio cuando hago algo indebido, porque aun en tu ausencia me llamas la atención y me aconsejas; que aunque no te vea siento cuando me halas las orejas; que sin observarte me imagino tu rostro con una ceja apuntando al cielo pensando que sigo siendo un loco bohemio enamorado como mi viejo. 

¿Cómo hacer para que cada año que pasa no se siga desdibujando tu rostro de mi memoria? A veces quisiera usarlo de antifaz y así continuar luciendo aquel peculiar lunar que adornaba tu mejilla y que te diferenciaba entre los demás. 

Te llevo como a mi nombre y apellido; eres como ese lunar que se oculta en mi espalda; la alarma que me despierta todas las mañanas; ese impulso que me motiva a continuar cada día mis metas siguiendo tus silenciosas palabras. Las voces de la calle murmuran que vivir de recuerdos es malo; mi pensamiento es diferente. Aprendí a vivir pensando en ti, pues eres el más grande motivo que habita en mi mente, mi argumento de lucha con los sinsabores de la vida para continuar sonriéndoles como tú supiste hacerlo hasta la hora de tu muerte.

Tú me hiciste poeta sin querer cuando sin previo aviso aquella tarde cruzaste el umbral del cielo en una nube de cristal adornada de amarillas flores, mientras un viejo radio encendido sonaba las guarachas que tanto sabor le dieron a tu cintura. Tu ausencia física fue más que notable pero de manera sobrenatural te colaste en mi cabeza y te conectaste con mi mente como lo hiciste aquel primer día cuando en una traviesa noche decidí colarme en tu vientre o quizás la felicidad que te desbordaba cuando por primera vez me tuviste en tus brazos y tomabas mi mano sonriente. Sé que hoy la realidad no es tan diferente, porque aun sigues tomándomela aunque no se sienta, solo que con más vigor para que jamás te sienta ausente.

Muchas veces intenté buscar tu rostro en el sol de las mañanas, en una desesperación por observarte y contemplarte, pero siempre te tuve tan cerca y cuenta no podía darme. Solo tenía que pararme frente a un espejo para admirar tus ojos y tu sonrisa incomparable. Sé a ciencia cierta que todo esto es obra tuya, que todo lo que escribo y estas palabras cargadas de sentimientos que plasmo son muchas de las cosas que te quedaron por decir. Es la única solución explicable a este poeta elocuente que de sorpresa nació dentro de mí y justo desde que tú no andas por aquí. Entonces, aquí me tienes al mil por ciento a tu servicio para todo lo que tengas que expresar y que se consuman mis neuronas y mis manos escribiendo tus ideas sin descansar.

¿Cómo aferrarme a tu abrazo? ¿Cómo rozar tu mejilla? ¿Cómo mirarte a los ojos? ¿Cómo hacerte cosquillas? ¡Si te busco y no te encuentro, mujer de aguas cristalinas!

Solo me ato a tus recuerdos y con paciencia a esperar el día cuando Dios decida reunirnos de nuevo... ¡Querida madre mía!

"Tu voz se apagó pero mis manos hablan por ti"

17/11/11

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