domingo, 13 de noviembre de 2011

Amor post mortem II (El encuentro)

Convertido en el último pasajero del día, abordo el bus por la puerta de atrás esperanzado de encontrarte ahí. Inigualable mi suerte al observarte en uno de los puestos delanteros con la butaca de al lado vacía... destino o casualidad de esta otra vida?. Como no reconocerte si tu cabello aun conserva la vigorosa brillantes del sol, tus labios tornasolados se asemejan a dos nueces doradas y el tinte granate que abordaba tu sistema nervioso se fugo por el orificio de tu pecho y ahora tan solo tiñe tu blusa en su máximo esplendor.

Acelero mi paso entre los demás pasajeros para llegar a tu destino aun sabiendo que para ti soy un perfecto desconocido. Posees la misma mirada perdida de aquella noche estrellada cuando te encontré y a cada paso que recorto la distancia siento mi nervios alterarse aunque cuerpo ya no he de tener. Sin dudar me siento junto a ti y nos miramos fijamente con timidez, a mi que las palabras no me salían y a ti tus pálidas mejillas delataban tu humildad. Sencillamente no necesitamos palabras cuando ya sentíamos a Cupido dando el flechazo mortal.

Regalándome una tierna sonrisa tomaste mi mano y la dirigiste a tu pecho para así sentir la aceleración de tu corazón, pero tuve que refrescar tu amnesia retrógrada al decirte: "mi pálida princesa tu corazón y el mío hace rato que dejaron de latir, tu victima de la nauseabunda sociedad marginal que habita en nuestro planeta decidiste abrir un orificio en tu pecho para ponerte fin y yo con parecidas razones a las tuyas solo que encontré una en particular cuando halle tu cuerpo sobre aquel césped y decidí venir a buscarte hasta aquí, quizás parezca absurdo pero el amor es así porque si en la tierra se juran amar hasta que la muerte los separe quien nos separara a nosotros ya que estamos aquí?"

Con un beso sellaste mis palabras y continuamente me dijiste: "que importa lo que sucedió antes, esa vida ya quedo atrás y mejor aun si no recuerdo mi pasado así no me preocupare en olvidar, ahora solo nos toca amarnos aquí en la eternidad porque aunque aún sigo sin saber tu nombre el simple hecho de seguirme hasta la muerte es un acto de admirar, porque si eso no es un amor puro como se le puede llamar? y tranquilo no digas tu nombre que para mi simplemente eres y serás mi príncipe celestial".

Escrita:  11/07/11



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